Muchos expertos aseguran que los yacimientos de litio en Argentina pondrán al país en lo más alto entre los productores a nivel mundial. La realidad es que desde la inversión inicial hasta la explotación final del recurso hay un tramo de varios años en el medio, por lo cual es posible que en los números aún no se vea reflejado la gran cantidad de proyectos en marcha.
El gran valor que presenta el litio proviene de su uso en las baterías, ya sea de celulares, tablets o notebooks, o bien de autos electrónicos, un mercado que todo indica que crecerá a pasos agigantados en los próximos años. También se requiere para los sistemas de acumulación de energías renovables. Estiman que para 2040 la demanda de litio se incrementará entre 20 y 50 veces.
Hoy el país cuenta con 19 de proyectos para la explotación del litio, la mayoría distribuidos entre Catamarca, Jujuy y Salta, las cuales conformaron la mesa del litio. De todos modos, sólo dos se encuentran en funcionamiento, ya que desde la etapa inicial a la explotación definitiva suele haber en el medio un par de años para concretar el proceso. Recientemente se halló litio en la provincia de Formosa, en las aguas salinas de profundidad de yacimientos petrolíferos, lo cual marca una diferencia con el resto de las reservas encontradas en las demás provincias.
Las exportaciones argentinas de litio durante julio y agosto fueron, por primera vez, superiores a las de plata y ubicaron al mineral como el segundo en importancia en lo que respecta a la generación de divisas del sector, detrás del oro. En los ocho primeros meses de 2022 las ventas de litio al exterior alcanzaron los u$s 394 millones, con un crecimiento de 211% interanual.
Argentina comparte con Bolivia y Chile la mayor reserva del litio en todo el mundo. Tiempo atrás los 3 gobiernos, con visiones diferentes sobre como explotar el recurso, comenzaron incipientes conversaciones para trabajar en conjunto y fijar un precio de referencia común.
El triángulo del litio está formado por Argentina, Bolivia y Chile. Se estima que las reservas de los tres países alcanzan el 50% de la disponibilidad a nivel global del mineral que será clave para la transición energética. Aunque en lo que hace a la producción Australia lidera ampliamente el ranking, Chile aparece en el segundo lugar, Argentina en el cuarto lugar y por el momento Bolivia no figura entre los actores de relevancia.
Durante la actual cumbre de la CEPAL y la CELAC las negociaciones parecen haberse acelerado. En ellas, habría un apartado relativo al impacto medioambiental que la actividad genera. Lo que finalmente busca el acuerdo es sentar las bases para la explotación y la agregación de valor al litio, sin que las inversiones extranjeras depreden los beneficios que el mineral puede traer a la economía de los tres países, ante una situación global que lo demanda con urgencia.
El problema principal es la legislación particular de cada Estado. Argentina, por ejemplo, cuenta con un régimen federal de gobernanza de la actividad minera. Esto implica que el dominio original de los recursos naturales pertenece a las provincias.
Actualmente la capacidad instalada en Argentina ronda los 38.000 toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE), cifra que podría multiplicarse entre 3 y 7 veces con los proyectos próximos a ponerse en marcha. Los USD 208 millones exportados en 2021 podrían dispararse a USD 5.100 en solo 5 años, aunque hay dificultades a sortear que en el contexto actual del país presentan un panorama complejo.
Para agregarle valor al litio se necesitan grandes plantas industriales que producen baterías. Este mercado está dominado por tres grandes productores asiáticos, que son China, Japón, y Corea del Sur. Incluso la Unión Europea y Estados Unidos han realizado millonarias inversiones para la construcción de megafábricas que manufacturen el litio, con resultados que aún son inciertos.
Sí bien es cierto que de la mano de Y-TEC, el sector insignia para el desarrollo científico de YPF, y la empresa YPF Litio SA que funcionará bajo su órbita, se pudo materializar la construcción de una planta de baja escala para elaborar celdas y baterías de litio a demanda, en conjunto con una empresa china. También son parte del proyecto el CONICET y la UNLP, que cedió los terrenos para que se asiente la planta, la cual ya está lista pero aún no ha comenzado a operar debido a que no está totalmente equipada.
El régimen federal para la promoción y regulación minera también es un escoyo a la hora de pensar el desarrollo en su máximo potencial de los yacimientos nacionales. Son las provincias las que tienen la potestad de adjudicar los derechos de exploración y explotación sobre los recursos minerales, en función del dominio originario que detentan por la Constitución, ya que el litio no ha sido declarado como recursos estratégico y de interés nacional, como sí lo han hecho los otros países que componen el triángulo del litio o México, que también cuenta con grandes reservas, aunque menores en comparación con sus pares sudamericanos.
Por último, si bien es un mineral crítico para la transición energética y la electromovilidad, consume grandes cantidades de agua potable en su extracción, por lo que genera alta conflictividad social y resistencia. La zona en la que mayormente se halla no es de ayuda, ya que es particularmente conflictiva. De hecho, la Argentina está posicionada como el cuarto país con más conflictos sociales por minería de la región, después de México, Chile y Perú.